El veneno me corrompe las heridas,
El veneno corre en mi garganta,
Mis pupilas se revientan,
Vomito tristeza irónica, se ríe de mí, dice que me calle,
que lloro mucho, yo le digo que me deje tranquila, que debería ser mi aliada.
Maldita de corazón y de sentimientos,
El destino me castiga por mi propia idolatría,
Y la venganza me juega malas pasadas, también se ríe de mí,
insistiéndome en que la culpable soy yo “o eres tú o él”, me dice. “Este es el
precio que debes pagar por tú propio amor”.
El orgullo me dice que es lo correcto, que voy bien
encaminada, que encontré la clave de la felicidad; “nada mejor que escogerte a
ti”, me dice, nada mejor: ¿Quién más te puede entender mejor? ¿No era eso lo
que buscabas?
Todos Ellos: debilidad, vulnerabilidad, desquicio y
fatalidad se burlan de mí, me maniatan, me hunden, me suben, me bajan y me
vuelven a subir, la presión cerebral corrompe mis vértebras y el delirio
taquicardiaco inunda mi alma desolada, ´el
amor de los hombres se ha ido´, se ha llevado conmigo mi corazón… allá lejos… intento inútilmente correr para buscarlo, me
sacrifico pensando que le encontraré, más solo la perdición llama a mi puerta,
ella es la única que me sigue ahora, me envuelve entre brazos, me pide que
baile con ella.
La melancolía y la tristeza me contienen en cada
respiración, el prana limpia mi cuerpo, las lágrimas caen como agua tibia
purificada y el beso de un trovador llega a mis oídos. Intenta salir a través
de mis narices esa pena, se ahuyenta al pensar que se disolverá en el devenir
del tiempo.
Toma mi corazón entre tus manos´ inmundo crimen´, Deberías sentirte feliz y liberada, es tu
corazón maniatado el que habla. Desolado, lastimado y triste, se despide y se da
la vuelta. “Allá te esperan tus fantasmas”, y esos espermios que nunca
llegaron, luchan entre sí en vuestra imaginación, que el pasado se los lleve… La
calma debe inundar tu alma…
La respiración viene a consolarme…
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